-¿Por qué siempre haces lo mismo?
-¿El qué?
-Huir sin decir nada.
-¿Y tú, por qué me sigues si estoy huyendo? Podría hacerte daño.
-¿Más? Hasta el ruido de la ciudad me recuerda a ti, pero siempre supe que huirías.
-¿Por qué?
-Porque te hice ver que quería que te quedaras.